La fuerte demanda de metales preciosos en físico continúa al alza, y prueba de ello es que durante el tercer trimestre del año se registraron grandes compras de oro por parte de los bancos centrales, así como por personas que buscaron comprar más joyas, barras y monedas para salvaguardar el poder adquisitivo de su dinero ante la amenaza de la inflación.
De acuerdo con el último reporte del Consejo Mundial del Oro (WGC), la demanda de oro en el tercer trimestre fue 28 por ciento más alta que en el mismo periodo del año anterior, con 1,181 toneladas métricas.
Gran parte de la demanda provino de la acumulación de oro por parte de los bancos centrales, que compraron aproximadamente 400 toneladas durante el trimestre (un valor aproximado de 20 mil millones de dólares), en lo que se estima un volumen récord. Turquía, Uzbekistán, Qatar e India fueron algunos de los mayores compradores.
El WGC señaló que otra cantidad grande de oro fue comprada por bancos centrales que no informaron públicamente de sus compras, y aunque no dio detalles sobre qué países podrían ser estos, se sabe que los bancos que no publican regularmente información sobre sus reservas de oro son los de China y Rusia.
Moscú y Beijing – aliados contra el enemigo occidental de los países de la OTAN- necesitan oro para fortalecer sus divisas y para dar mayor independencia (y protección contra sanciones) a sus países frente al sistema del dólar controlado por Estados Unidos.
Por su parte, los consumidores de India contribuyeron a elevar la demanda de joyas durante el trimestre hasta las 523 toneladas, un 10 por ciento más que el año anterior.
Las compras de lingotes y monedas de oro también se dispararon en Turquía hasta alcanzar las 46.8 toneladas en el trimestre, lo que supone un aumento de más del 300 por ciento interanual.
El cuarto trimestre tiende a ser el mejor período para la demanda de oro en India, debido a los festivales como Diwali y la temporada de bodas de invierno.
Por otra parte, la demanda de oro por parte de inversionistas cayó un 47 por ciento en comparación con el tercer trimestre de 2021, hasta las 124 toneladas. La mayor parte de este descenso se debió a las salidas de oro de fondos cotizados en bolsa (ETFs), ya que los inversores redujeron sus compras ante el aumento de las tasas de interés en todo el mundo y la fortaleza del dólar estadounidense.
Este es un error típico de inversionistas de “manos débiles”, que lejos de comprar oro físico cuando el precio se abarata, entran en pánico, liquidan sus tenencias y prefieren ampararse en un falso activo refugio como el dólar.
Como queda claro, las “manos fuertes” de algunos inversores avezados y bancos centrales de países “no alineados” sí están aprovechando los precios de ganga del oro para aumentar sus inventarios. Sabía decisión.
Como le digo, la venta de lingotes por parte de los fondos cotizados (ETFs) en bolsa contribuyó a que los precios del oro bajaran en dólares un 8 por ciento en el tercer trimestre, pero como ocurre en estos casos la caída de precios en el mercado de futuros provoca que se dispare la escasez en el mercado físico donde los inversores no quieren vender su oro a precio de remate, y si lo hacen, es con sobreprecios muy por encima del precio “spot” del mercado electrónico.
El mundo se parte entre quienes acumulan oro y los que lo venden.
Resulta evidente que el mundo actual se está partiendo en dos grandes bloques: los deudores y las acreedores, las potencias en descenso y en ascenso, los vendedores y los compradores de oro. La riqueza, la prosperidad y el poder fluyen hacia dónde va El Oro y este no deja de dirigirse a Asia.
Occidente está atrapado en un sistema monetario que para subsistir necesita expandir ilimitadamente la deuda y la impresión monetaria, lo que condena a ese bloque a un ciclo interminable de auge y crisis.
En Oriente también están sumergidos en la misma dinámica a causa de la hegemonía del dólar, pero están aprendiendo la lección y sus saldos con el exterior los continúan capitalizando cada vez más en forma de reservas oficiales y extraoficiales de oro.
Si la “regla dorada” sigue aplicando – y lo hará-, quién tenga el oro pondrá las reglas del Nuevo Orden internacional, y puede apostar, que Occidente ya no llevará la mano dominante.