Hace apenas una semana, todos los inversionistas del mercado esperaban con ansias el informe de inflación más importante del mes, pues la preocupación era entonces que se mantuviera obstinadamente alta y obligara a la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos a acelerar nuevamente el ritmo de sus aumentos a las tasas de interés.
Pues resulta que el reporte muestra que la inflación al consumidor en febrero fue del 6 por ciento a tasa anual, pero a pesar de que marca una desaceleración con relación a enero (cuando se situó en el 6.4 por ciento), aún equivale a tres veces el objetivo de la Fed, y lo más importante es que (excluyendo los volátiles precios de los alimentos y la energía) la inflación subyacente se elevó un 0.5 por ciento en febrero y un 5.5 por ciento en 12 meses.
En tiempos normales, este dato podría leerse como un aumento en el tamaño de las alzas de tasas de interés, pero el problema para la Fed es que también enfrenta una crisis de su sistema bancario resultado de todos los incrementos a esas tasas el año pasado, que ocurrieron al ritmo más rápido en décadas. Y a esto se suma que la segunda y la tercera quiebras bancarias más grandes en la historia de Estados Unidos se han producido desde el viernes (10 de marzo de 2023) y que el contagio ya se extendió a Europa.
¿Qué nos dice este escenario? Ni más ni menos que la Reserva Federal está atrapada entre la espada y la pared.
La crisis bancaria ha aumentado las probabilidades de que la Fed, que es el banco central más influyente del mundo, deje de subir las tasas de interés en su reunión de este marzo, una decisión que rompería la racha de aumentos agresivos.
Hoy, los inversionistas valoran una probabilidad del 45 por ciento de que la Fed mantendrá sin cambios la tasa de los fondos federales en el rango del 4.5 al 4.75 por ciento, mientras que el 55 por ciento restante espera una subida de 25 puntos base, según la herramienta CME FedWatch.
En el último mes, antes de las quiebras bancarias, había cero por ciento de probabilidades de que la Fed se abstuviera de subir nuevamente su tasa de referencia.
Los rendimientos de los Treasury (o bonos del Tesoro de EU) continúan con su caída más pronunciada desde la crisis financiera mundial, lo que –en parte– podría llevar a anticipar que la Fed mantendrá las tasas estables en su reunión del 21 y 22 de marzo.
La ganancia del Treasury a dos años, que es sensible a las expectativas de tipos de la Fed, bajó 49 puntos base hasta el 4.089 por ciento.
Dado tal escenario, hay analistas que piensan “que la Fed se está centrando en las quiebras bancarias que en los últimos días sacudieron al sistema bancario y los mercados”, entre ellos el economista jefe de Moody’s Analytics, Mark Zandi, quien añade que “hay una gran incertidumbre aquí, y creo que van a decidir no aumentar los tipos de interés en la reunión de la próxima semana”.
En Top Money Report, sin embargo, consideramos que la Reserva Federal sí subirá en marzo la tasa de referencia, en 25 puntos base, expectativa basada en que sí le creemos a Jerome Powell y en que la Fed que preside tiene sólo dos mandatos: el primero y más importante es combatir la inflación, y el segundo, no menos relevante, es procurar el pleno empleo.
¿Dónde se encuentra EU en términos de inflación? En el triple de la inflación objetivo, que es del 2 por ciento.
¿Y dónde está en empleo? Prácticamente sigue en niveles de pleno empleo.
Es decir que –de su doble mandato– la Fed está cumpliendo uno, que es el de pleno empleo, y que en el otro está fallando, porque la inflación se encuentra fuera de control.
Y como no es un objetivo de la Fed mantener a las bolsas de valores en máximos o evitar que caigan –claro, no explícitamente–, entre la inflación y la crisis el banco central optará seguramente por inflación, pero no al triple, es decir, no tres veces el objetivo del 2 por ciento.
Por eso creemos que la Reserva Federal subirá la tasa de referencia en 25 puntos base, a fin de que se sigan desinflando los precios, aunque eso implique tumbar a los mercados en un momento de crisis bancaria.
Además, hasta ahora los bancos grandes (como JP Morgan, Bank of America, Citi Group y Wells Fargo) se encuentran lejos de verse muy afectados, pues incluso están ganando clientes porque los bancos regionales se han ido debilitando, y la gente está retirando sus recursos de éstos para pasarlos a aquéllos.
Estamos a unos días de conocer la decisión, pero sea la que fuere, tendrá implicaciones que causarán algún daño: desplome de mercados de riesgo o una inflación alta por más tiempo.