La inhabilitación del ex director general de PEMEX, Emilio Lozoya, por un periodo de 10 años, en que no podrá trabajar en la administración pública, parece una vacilada. Se le castiga por haber presentado información falsa en su declaración patrimonial. Esto se relaciona con una cuenta de inversión de cientos de miles de pesos, lo cual francamente es ridículo frente a las cantidades millonarias en dólares que se han desviado en PEMEX y deben ser aclaradas.
A Lozoya se le castiga por un delito menor, cuando él es señalado directamente desde Brasil por haber recibido sobornos de la constructora brasileña Odebrecht por millones de dólares.
Esta inhabilitación parece ser más un distractor para hacernos creer que el combate a la corrupción va en serio, cuando en realidad pudiera ser lo contrario, una forma de protegerlo de delitos graves que podrían significar cárcel.
La realidad es que después de tantas promesas de combatir la corrupción, no se ha visto un plan serio para atacarla.
Simplemente toda la corrupción del gobierno anterior, evidenciada en la obra pública, no ha tenido la mínima consecuencia.
La corrupción se combate encareciendo el castigo hasta que deje de ser rentable y el tiempo pasado en la cárcel no se compense con la fortuna obtenida, además del reembolso del dinero robado.
La inhabilitación para ocupar cargos gubernamentales no es un castigo para un hombre rico. Más bien, un premio cuando ya le quitan la preocupación de enfrentar a la justicia. Entonces ya se puede disfrutar del dinero.
¿Todos los demás que saquearon PEMEX tampoco enfrentarán la justicia?.
El gobierno ha dado a conocer que está investigando para ejecutar 6200 procedimientos administrativos y que impuso ya otras 400 inhabilitaciones a igual número de funcionarios. Sin embargo, estos deben ser castigos muy ligeros para funcionarios de mediano nivel, porque quienes tuvieron los cargos importantes del sexenio pasado y que se sabía que hicieron grandes negocios, sabemos que están libres.
Por tanto, si no se toman decisiones claras, contundentes y de alto impacto, el combate a la corrupción parece ser que seguirá siendo el gran show de siempre.
Es una película que ya hemos visto muchas veces.
¿Usted cómo lo vé?
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