Que el sistema monetario de dinero fíat (de papel) esté condenado no es algo nuevo. La sentencia de muerte se oficializó el 15 de agosto de 1971, cuando el presidente estadounidense, Richard Nixon, cerró para siempre la ventanilla de convertibilidad del dólar en oro a una tasa fija de 35 dólares por onza troy. Murió así lo que quedaba del patrón oro para pasar, de facto, a un “patrón dólar”.
Sin eufemismos, eso significa un “patrón deuda” que condena a la economía a un ciclo interminable de auge – recesión, y a los ahorradores, a la pérdida permanente del poder adquisitivo de sus ingresos.
Pues bien, en este contexto un síntoma más de la condena irremediable del dinero corriente a la devaluación ocurrió hace unos días en el Reino Unido.
Le cuento: en lugar de una nueva subida de tasas de interés, que era lo esperado antes por los mercados, el Banco de Inglaterra (BoE por sus siglas en inglés) anunció la semana pasada una intervención de urgencia para frenar la crisis abierta en la deuda pública británica, suspendiendo el programa de venta de bonos y procediendo (otra vez) a la compra de estos con vencimiento a largo plazo.
La institución intervino con estas compras en el mercado “gilt” (mercado de bonos) para frenar el desplome de su divisa, comprometiéndose de entrada a comprar unos 65 mil millones de libras. En total pospuso su programa de venta de sus 838 mil millones de libras en bonos que debía comenzar esta misma semana. Por cierto, se les llaman “gilts” porque los certificados originales de deuda emitidos por el gobierno británico tenían los bordes dorados.
La decisión, explicó ese banco central, se tomó ante el “riesgo real para la estabilidad financiera del Reino Unido” si continuaba la agitación en el mercado. El BoE también advirtió de la perspectiva de un “endurecimiento de las condiciones de financiación y una reducción del flujo de crédito a la economía real”.
Esta decisión se produjo después de que varios fondos de pensiones tuvieran que hacer frente a peticiones urgentes de liquidez adicional por parte de los gestores de inversiones en los últimos días ante el desplome de los precios de la deuda británica.
El colapso de los bonos… y de la libra esterlina
Aunque el Tesoro británico achacó la significativa volatilidad en sus bonos a los mercados globales y no a los recortes de impuestos anunciados por el nuevo gobierno de Elizabeth Truss, la realidad es todo lo contrario: su plan económico para “salvar” al Reino Unido fue repudiado por los mercados financieros.
La respuesta del BoE fue entonces un simple salvavidas para la libra en medio de una tormenta provocada por el gobierno de Truss.
Pero, ¿por qué la libra es evidencia de que el sistema monetario fíat está condenado?
Lo más relevante de la intervención del BoE es que dijo que las compras de bonos se harían “a cualquier escala que sea necesaria”, o sea, de manera ilimitada, para detener la histórica debacle de la libra esterlina que tocó un mínimo de más de 37 años frente al dólar.
Si se estaba preguntando a qué se debe el “rally” alcista que han experimentado los mercados financieros durante los últimos días puede atribuírselo a la debilidad mostrada por el Banco de Inglaterra. No por nada desde el día de su decisión el 28 de septiembre, el oro – el dinero real- ha escalado más de 5 por ciento, pero es tan sólo el comienzo de un nuevo y vigoroso ciclo alcista.
Y es que en el fondo, queda claro que si un banco central tiene que elegir entre combatir la inflación y “defender como un perro” el valor de sus bonos gubernamentales, optará por esto último aunque eso implique paradójicamente imprimir más dinero que nunca para comprarlos y monetizar así la deuda de su gobierno. Se trata pues de una “aspirina” para lo que es una enfermedad terminal.
Así como ahora el desplome de los bonos británicos puso de rodillas al BoE, de manera análoga, en su momento la “masacre” que han sufrido los bonos del Tesoro de Estados Unidos doblegará a la Reserva Federal. En ese punto más bajo en medio de una brutal recesión – que podría llegar en algún momento del próximo año-, veremos a su presidente Jerome Powell anunciar recortes a las tasas de interés y nuevos ciclos de impresión monetaria (QE) a través de recompra de bonos para reiniciar ese interminable ciclo de auge y crisis, del que sólo quienes tengan oro, bitcoin y activos reales, saldrán bien librados. RIP al dinero fíat.