Reconstruir lo destruido por los sismos del 7 y 19 de septiembre tendrá un costo de 38 mil 900 millones de pesos. ¿De dónde saldrá el dinero?

En el último Pesos y Contrapesos escribí que si el 50 por ciento de los hogares (16 millones 462 mil 635) con más ingreso (ingreso corriente promedio mensual de 23 mil 171.40 pesos) aportara esa cantidad, cada uno tendría que desembolsar, una sola vez, 2 mil 362.92 pesos (equivalentes al 10.2 por ciento del ingreso corriente promedio mensual de esos hogares), aportación que sería adicional a las que ya hayan hecho por concepto de ayuda humanitaria. Los 38 mil 900 millones de pesos (mencionados por Peña Nieto) se necesitan para la reconstrucción. La pregunta, claro está, es ¿cómo convencer al 50 por ciento de los hogares con más ingreso para que aporten, una sola vez, los 2 mil 362.92 pesos?

No faltará quien diga que, si no se les convence a contribuir, habrá que obligarlos, y la manera de hacerlo podría ser, una entre muchas otras, a través de uno nuevo impuesto, por ejemplo al ingreso de quienes generen ingresos por arriba de la media nacional, o alguna otra ocurrencia redistributiva por el estilo, lo cual no pasaría de ser una injusticia, porque a la gente no se le debe obligar a ayudar, ni siquiera en casos tan graves como el que estamos viviendo en el país, consecuencia de los sismos. A la gente no se le debe obligar a ayudar, se le debe convencer, lo cual me lleva de nuevo a la pregunta ¿y cómo convencer al 50 por ciento de los hogares con más ingreso para que aporten, una sola vez, 2 mil 362.92 pesos para la reconstrucción de todo lo que se tendrá que reconstruir?

Parte de la respuesta tiene que ver con quién sería el encargado de administrar esos recursos y que garantía habría de que lo haga con honestidad y eficacia. El gobierno, ¿cumple con tales condiciones? ¿Es honesto? ¿Es eficaz?

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