Un amigo quiere que te vaya bien y no te metas en problemas, un enemigo busca la pases mal y tengas problemas. Un buen colaborador te orienta y señala tus errores, un mal servidor calla tus errores y te acompaña al precipicio hasta la orilla y ve en silencio, sin impedirlo, cómo te desbarrancas.
Al observar a quienes colaboran con el presidente López Obrador, llegamos a la conclusión de que se rodeó, en su mayoría, de enemigos y malos servidores. Muchos de ellos son fanáticos de izquierda, que le aconsejan y celebran la destrucción y desmantelamiento de las instituciones que consideran capitalistas: empresas e inversión privada, entre otras.
Si AMLO critica y se pelea con empresarios, se lo aplauden, pues muchos de sus servidores los consideran explotadores. Si se enfrenta a los sacerdotes se lo celebran, pues varios de sus asesores consideran a la religión el opio del pueblo.
La corrupción la justifican, piensan que quedarse con el dinero recaudado de los impuestos o de empresas estatales, les corresponde para repartir riqueza entre el pueblo.
Mediante la monopolización de Pemex, la CFE y la importación y distribución de medicinas, entre otras acciones, sus servidores consolidan lo que llaman “dictadura del proletariado”. Se convierten en dueños de ‘facto’ de las principales empresas y crean otras mediante amigos para recibir dinero por los contratos que reparten a su arbitrio, de donde obtienen más recursos en un año, que el 95 por ciento de los empresarios privados en toda su vida. Para muchos servidores de AMLO su enriquecimiento mediante la repartición de contratos a sobreprecios, de los cuales reciben una tajada, como en los gobiernos del PRI el siglo pasado, se justifica moralmente. En la 4T se repite la corrupción del PRI, pero ahora le llaman justicia social. Pregonan que esos recursos los distribuirán para reducir la desigualdad, pero la parte que reparten es para ganar votos.
Debemos denunciar sus errores
El abandono del aeropuerto de Texcoco, que implicó tirar billones de pesos a la basura, lo aplaudieron sus servidores, al igual que la decisión de construir una refinería en un lugar inadecuado, que costará casi el doble de lo planeado.
Quienes queremos que gobierne bien, pues así le irá mejor a la mayoría de los mexicanos, al pueblo, debemos denunciar sus errores, para no convertirnos en sus enemigos, disfrazados de amigos que destruyen y se enriquecen alrededor de AMLO.