Artículo 1º de la Constitución: “Todos los mexicanos gozarán de los derechos reconocidos en esta Constitución”. Artículo 2º.- “Todo lo que diga o haga el Presidente de la República es constitucional y normará la conducta de todas las instituciones y ciudadanos mexicanos”. ¿Podemos llamar Constitución a este ejemplo absurdo de dos artículos que constitucionalizan una dictadura?
La Constitución es un instrumento para evitar el absolutismo, como el vigente durante la dinastía de los luises en Francia y en todos los países gobernados por déspotas o dictadores. Los objetivos fundamentales de una Constitución son limitar a los gobernantes y obligarlos a reconocer y proteger las llamadas garantías individuales, que son fundamentalmente los derechos humanos básicos: vida, propiedad y libertad.
Toda acción, ley o decreto que provenga de un Presidente, parlamento o jueces, que violen las garantías individuales o derechos naturales o humanos, en un régimen que se diga democrático o republicano, es inconstitucional, aunque haya sido incorporada en la Constitución esa violación. Una Constitución no crea derechos humanos, los reconoce y garantiza. Toda Constitución que le da poder a un gobernante para arbitrariamente atentar contra la vida, propiedad y libertad de los ciudadanos no es estrictamente una Constitución. Una Constitución implica división de poderes, pesos y contrapesos. Los gobernantes que violan los derechos humanos basados en la Constitución, significa que el cuerpo de leyes llamado Constitución no es una Constitución, sino un instrumento para legalizar el asesinato, el robo o la privación de la libertad a los ciudadanos, sin un proceso judicial que demuestre que cometieron un delito que amerita esa privación.
Un gobierno dictatorial crea “Constituciones” a voluntad del gobernante en turno. Un gobierno democrático y republicano se rige por un Constitución que limita su poder y le impide violar las llamadas garantías individuales o derechos humanos básicos.
En el libro JUSTICIA SOCIAL INJUSTA (recientemente publicado por Ariel, de editorial Planeta), aclaro qué es y para qué sirve una Constitución, y describo cómo en México los constantes cambios a su Constitución han creado inseguridad jurídica y tienden a convertir la democracia en una dictadura.