Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo y ex directora gerente del Fondo Monetario Internacional, afirmó lo siguiente: “Mi humilde opinión es que la criptomonedas no valen nada, no se basan en nada, y no hay ningún activo subyacente que actúe como ancla”, a lo cual yo respondí, vía Twitter, que “lo mismo pasa con el peso, (ya) que no hay nada que lo respalde, lo cual supondría que @Banxico tuviera la obligación legal de dar, a cambio de cada peso, ¡y a una tasa fija!, una determinada cantidad de algo, que podría ser, una entre otras posibilidades, plata”, a lo cual alguien me respondió, también vía Twitter, que “el peso está respaldado por reservas en dólares y los dólares están respaldados en oro, las criptomonedas en qué? (sic)”, a lo cual respondí, nuevamente vía Twitter, que “el dólar NO está respaldado en oro, (que) dejó de estarlo en 1971 (cuando se puso fin al Acuerdo de Bretton Woods), (que) el peso NO está respaldado por el dólar, (ya que) si lo estuviera @Banxico tendría la obligación legal de dar, por cada peso, a una tasa fija, (una) cierta cantidad de dólares, obligación que NO existe”.
Lo que quiero destacar es que lo dicho por Lagarde, con relación a las criptomonedas, se aplica tal cual a la mayoría del dinero producido por los bancos centrales, propio de un sistema monetario que sintetiza lo peor de tres mundos: (i) el mundo del dinero fiduciario, sin respaldo de ningún tipo (el ancla a la que se refiere Lagarde), sin valor intrínseco; (ii) el mundo del dinero fiduciario, ofrecido monopólicamente por entidades estatales, los bancos centrales; (iii) el mundo del dinero fiduciario, ofrecido monopólicamente por entidades estatales, impuesto por ley como único dinero de curso legal, por lo que los agentes económicos deben aceptarlo forzosamente como medio de intercambio.
Si el peso estuviera respaldado por el dólar el Banco de México tendría la obligación legal de darle al portador, ¡a una tasa fija!, una determinada cantidad de dólares por cada peso presentado, por ejemplo, 0.05 centavos de dólar por cada peso, de tal manera que veinte pesos equivaldrían a un dólar. El Banco de México tiene 200 mil millones de dólares en reserva pero no tiene esa obligación.
Muchos creen que lo que respalda al peso son los dólares de las reservas internacionales del Banco de México, lo cual no es cierto ya que, si lo fuera, repito lo dicho, tendría la obligación legal de dar, a quien se lo solicitara, ¡y a una tasa fija!, una determinada cantidad de dólares por cada peso, obligación que no tiene. Entonces, ¿para qué sirven las reservas de dólares del Banco de México? Entre otras cosas, cuando así lo considere conveniente la Comisión de Cambios, órgano encargado de la política cambiaria del país (todo un tema para discutir), para restarle presiones alcistas al tipo de cambio peso – dólar, aumentando la oferta de la divisa estadounidense en el mercado cambiario, lo cual no significa que el peso esté respaldado por el dólar, algo muy distinto.
Lagarde tiene, frente a las criptomonedas, la típica postura crítica de todos los burócratas relacionados con la política monetaria, por una razón muy sencilla: las criptomonedas han demostrado que sí puede proveerse de dinero a la economía sin necesidad de bancos centrales, lo cual amenaza a los burócratas que los componen.
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