Desde hace mucho tiempo, en los países de habla hispana se usan ciertos términos de forma incorrecta, lo que lleva a muchas confusiones en varios campos, desde el académico, hasta el del habla cotidiana.
Este artículo no tiene la intención de hacer una apología del idioma español. Tampoco quiero hacerla de profesor. La intensión de el presente es la de hacer un análisis de los calificativos que en los últimos años se le han puesto al actual presidente de México, de las consecuencias del significado de éstos.
Dejando de lado a los acérrimos defensores del régimen, es común en las charlas de café, en conferencias universitarias, artículos periodísticos o programas de radio que se le tilde al presidente de “tonto”, o algún sinónimo menos afortunado.
Yo disiento totalmente. AMLO no es tonto.
Vamos a ser claros: Ninguna persona que llegue a este tipo de cargos en la política es tonto. En los años recientes, a muchos se les ha acusado de ser tontos: No lo fue Fox ni Peña Nieto, como tampoco lo es López Obrador. Para llegar a presidente de un país se necesitan una serie de habilidades sociales y políticas, y por supuesto, no se puede ser tonto, de lo contrario, el aspirante se va a quedar en el camino desde mucho antes.
Me imagino que, en este punto, usted ya estará recordando muchas de las pifias de nuestro presidente actual o de los dos anteriores que le he mencionado; pero déjeme explicarle: No es lo mismo ser culto, inteligente, instruido o astuto; aunque a menudo, en el habla coloquial y hasta en la periodística, se mezclan los términos.
Una persona instruida es aquella que tiene un grado de escolaridad alto, lo que le permite saber mucho del tema en el cual se ha especializado. Una persona culta es aquella que sabe de diferentes campos del conocimiento, no sólo de uno. Una persona inteligente es aquella que aprende de sus errores y es capaz de solucionar problemas.
Según la Real Academia de la Lengua Española, tonto se define así: “Dicho de una persona: Falta o escasa de entendimiento o de razón.”
Si le adjudicamos al presidente el mote de tonto, le estamos quitando la responsabilidad, ya que, si es tonto, le achacamos a su falta de entendimiento los pésimos resultados que tenemos en economía, seguridad, gobernanza, o manejo de la pandemia. El tonto quiere hacer las cosas bien; pero sus limitaciones le hacen cometer estos errores garrafales Y no, López Obrador no es tonto.
Sabía del costo de la cancelación del aeropuerto, y si no lo sabía, Ursúa o algún otro le informó de las obligaciones que se tenían con inversionistas extranjeros… y lo que había que pagar.
También sabía que no se había domado la pandemia en mayo del 2020, ni en agosto, septiembre o diciembre o en mayo del 2021.
Sabe de la corrupción de Barttlet o Irma Eréndira Sandoval, Zoe Robledo, su hermano, su prima y tantos otros. Sabe qué tipo de personas son Salgado Macedonio o Layda Sansores y tantos otros miembros de su gabinete o su partido.
También sabe que la economía no va a alcanzar el nivel de 2018 hasta probablemente después de su sexenio.
Sabe que los índices de criminalidad no han bajado y que los carteles del narco están más afianzados que nunca.
Si AMLO fuera tonto, todos estos errores de su administración se deberían a su escases de intelecto; pero no es así.
Entonces, si no es tonto… si sabía las consecuencias de sus actos… estamos hablando de una persona perversa. Alguien que con tal de conservar y afianzar el poder es capaz de mentir como ningún otro presidente de la historia moderna; de presionar a jueces, gobernadores, diputados, organismos de la sociedad civil, entes autónomos como el INE… sin importar lo que le cueste a todos los mexicanos, sin importar si ahora hay más pobres que antes. Es capaz de injuriar y de violar las leyes y la Constitución para alcanzar sus fines. Sin importar que está violando todo lo que juró proteger, sin importar que le ha mentido a toda la gente que confió en él y le otorgó su voto… y que sabe lo que hace y las consecuencias que va a traer.
AMLO podrá ser ignorante, mentiroso, inculto, necio, impulsivo, egocéntrico o perverso; pero no es tonto.
Daniel Castillo Briones es analista de temas económicos y políticos desde 1989 en medios impresos y electrónicos en México y el extranjero. Conferencista internacional. A la fecha ha publicado seis libros. Twitter: d_castillo_b