El Dr. Carlos Moreno, uno de los líderes de este movimiento contra la llamada “criminalización de los médicos”, originada por el proceso penal contra el doctor Luís Pérez Méndez, acusado del homicidio doloso del paciente de nombre Edward, de tan sol9 tres años de edad, quien perdió la vida a causa de la anestesia durante una cirugía muy simple realizada en Oaxaca, por fractura del codo.
Definitivamente los extremos son injustos.
Los padres de Edward Luna exigen justicia por la pérdida de su hijo asumiendo que hubo irresponsabilidad por parte del médico. Si así fuere, están en lo justo.
Por otra parte, la comunidad médica de todo el país asume que está habiendo “rudeza innecesaria” en contra de su colega y se manifiestan con movilizaciones callejeras para presionar a las autoridades para que liberen al doctor Pérez Méndez, lo cual ya sucedió, aunque se le sigue proceso penal que tendrá que atender en libertad, avla espera de que se le abselva o se le dicte sentencia.
Lo que está detrás de este movimiento sociopolítico responde al temor de los médicos de todo el país de enfrentar un problema similar si se deja que este caso siente un precedente ante el cual ellos puedan enfrentarse en el futuro.
En un país donde nadie quiere asumir responsabilidades porque es parte de la idiosincrasia nacional, este caso reviste una trascendental importancia.
Evidentemente no se debe juzgar a la ligera la responsabilidad de un médico, quien muchas veces trabaja conta el destino del paciente y pueden surgir circunstancias fuera de su control que impidan la recuperación de la salud del paciente.
Sin embargo, también hay causas imputables a la negligencia del médico o a su falta de cuidado.
Cuando la conducta irresponsable no tiene consecuencias se presta a la impunidad y ello estimula la falta de cuidado en quienes carecen de responsabilidad ética.
Las redes sociales hoy alimentan las noticias en los medios de comunicación y así nos enteramos de gente que no recibe atención médica en los hospitales, aún estando en estado de gravedad, pues son confinados a una sala de espera, madres que no reciben atención ante partos, porque alguien en un hospital no quiso recibirlas, extracción de órganos de forma innecesaria, o el retiro de órganos sanos en lugar del órgano enfermo, o el olvido de algún instrumento quirúrgico dentro del paciente.
Para tener una sociedad justa es necesario cambiar la cultura del rechazo a las responsabilidades, por otra donde las malas acciones tengan consecuencias.
Generalmente la justicia de este país se inclina a favor de quien hace más ruido. De este modo la justicia se vuelve asunto de grupos organizados. Lo peor es cuando las autoridades no pretenden dar la razón a quien por conciencia la tiene, sino a quien puede generar problemas políticos.
Tan injusto es castigar a un médico que actúa cotidianamente en medio del riesgo, como dejar vulnerable al paciente ante las irresponsabilidades de algunos médicos.
Justicia es dar la razón a quien la tiene y no a quien conviene.
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